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Mapa del itinerario | |
Autor: Ángel Ortiz Martínez |
Observaciones: la excursión parte de la zona recreativa de la Navela y sube por la pista de tierra del P.R.1 de la Hoya de san Roque, pasa por el cruce de la pista que nos lleva al mirador del Azud y, 500 m. más adelante, coge a la derecha el camino indicado como P.R. 2, que nos lleva a las canteras y al alto del Solvente, desde donde alcanza la cumbre de esta montaña, sobre las paredes del Chinte.
Después proponemos descender desde aquí al collado del Martillo y, por la rambla del Chinte, bajar a Ojós para remontar el margen izquierdo del río hasta la Escuela de Escalada de El Palmeral, justo bajo la presa del embalse, donde tendremos que descalzarnos para pasar el pequeño azud y coger el camino a la derecha -junto a tres palmeras- en dirección a la presa.
Algo antes de llegar a ésta subiremos por la izquierda hasta la carretera y, ya en la presa, entraremos en el túnel que luego nos devuelve al punto de inicio de la ruta en la Navela.
ITINERARIO
Desde la zona recreativa de la Navela comenzamos la marcha siguiendo el camino del P.R. 1 que nos lleva a media ladera de la Navela, en dirección a la ermita de san Roque.
El camino nos lleva pronto -en una curva pronunciada- al cruce con el mirador del Azud, al que nos podemos acercar para contemplar el embalse de Blanca, para luego seguir el P.R. 1 hasta el cruce de la derecha -500 m. más adelante- que indica P.R 2; por éste subiremos hasta las canteras de arenisca, donde podremos observar cómo se cortaba la piedra con cuñas de madera. Éstas se humedecían constantemente hasta hacer reventar la roca (esta técnica tenemos entendido que procede de la época romana). Siguiendo el camino éste se estrecha y se convierte en una pista que zigzagueando nos lleva, tras una revuelta, al alto del Solvente (400 m.), sobre las paredes del Chinte y el río Segura.
A la izquierda la pista sube hasta la caseta de un antiguo repetidor, pero nosotros seguiremos rectos, sin llegar a la misma, hasta alcanzar la planicie que se abre en el alto del Solvente. Siguiendo las señalizaciones del P.R. 2, llegamos a las ruinas de un cortijo y a su aljibe y, frente a nosotros, ya muy próxima, observaremos la cumbre a la que nos dirigimos, algo a la izquierda de un ramblizo.
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Desde el Solvente (471 m.) observamos con precaución toda la imponente pared del Chinte bajo nuestros pies y el río serpenteante que recorre el valle, con su frondoso cinturón verde de vegetación. |
Desde el alto del Solvente, se contempla la Umbría y el pueblo de RicoteAutor: Ángel Ortiz Martínez |
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Si no dispones de más tiempo -llevamos sólo dos horas de excursión- puedes descender por el itinerario de subida, que resulta más sencillo en el retorno. Nosotros proponemos prolongar la ruta y terminar abajo en el río. |
La cumbre del Solvente es un balcón espectacular sobre el ríoAutor: Ángel Ortiz Martínez |
Para ello, y desde la cumbre del Solvente, bajamos un poco sin llegar al cortijo en ruinas y nos iremos a la derecha en dirección noreste, buscando las sendas del ganado y de los cazadores que, sin alcanzar los postes de la luz que quedan a la izquierda, sobre una cresta, nos llevan hasta descubrir el collado del Martillo y la casa del Martillo, de la que un camino v iene hacia este collado que debemos alcanzar.
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En el collado, y si nos ponemos de espaldas a la casa del Martillo y miramos hacia el río, observamos a la izquierda el Copa Alta y de frente la rambla del Chinte, por la que una senda nos baja a Ojós. |
Entre el Solvente y el Copa Alta (al fondo) bajaremos por el collado del MartilloAutor: A. Ortiz Martínez |
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Esta senda desciende rápidamente desde este collado (400 m.) por una zona de grandes bloques erosionados hasta el camino de los Relencos, el cual, entre frutales, nos lleva a las orillas del Segura, frente a Ojós. |
El otoño es una época particularmente bella en el valle de RicoteAutor: Ángel Ortiz Martínez |
Sin cruzar los puentes a Ojós (a no ser que necesitemos beber o comer algo) seguimos remontando el margen izquierdo del río por el camino de reciente recuperación en el que se han plantado hileras de palmeras datileras. A la izquierda el río baja bastante limpio y a la derecha los mandarinos perfuman y alegran la vista.
También vemos la noria de Jerónimo, reliquia de madera ya en desuso, y toda la pared del Chinte sobre nuestras cabezas. Desde allí arriba hemos bajado.
Cuando el camino termina, justo donde el agua salta de la central en la orilla contraria, nos vemos obligados a seguir entre el margen del río y los huertos hasta aparecer bajo la pared del Chinte. Este último tramo obliga a buscar las sendas entre los huertos o por encima de ellos hasta que un azud bajo la pared, donde se encuentra la Escuela de Escalada del Palmeral, nos indica que hay que mojarse los pies.
Por el borde del azud se pasa al camino de enfrente y se sigue remontando el cauce, pasando junto a tres palmeras, en dirección a la presa.
Un poco antes de llegar a ésta subiremos por un sendero a la izquierda, hasta la carretera; ya en el azud entramos a la derecha por el túnel, siguiendo luego por el asfalto hasta coger el primer cruce a la derecha, el cual nos lleva en unos cientos de metros al lugar donde empezó la ruta.
Fuente: libro"El valle de Ricote", de Ángel Ortiz y Lázaro Giménez
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